Por Mónica Méndez
El pasado jueves 2 de junio recibimos la visita de Jessica Buelga, dentro de las actividades del programa Empodérate que se está desarrollando en la Asociación Ir Palante. Jéssica, consultora de recursos humanos y experta en coaching, nos habló sobre la inteligencia emocional en relación con la selección del personal. A continuación resumimos algunos de los aspectos más destacados de la jornada
Los criterios de selección están cambiando, y las empresas, que anteriormente reclutaban a sus futuros trabajadores basándose en excelentes expedientes académicos, formación postgrado y cursos complementarios de especialización han sufrido las consecuencias de este tipo de selección: a menudo se encuentran con trabajadores que cumplen con su trabajo, pero egocéntricos, poco colaboradores o nada dispuestos a trabajar en equipo, dándose cuenta de que un buen resultado académico no siempre es una garantía de un buen desempeño global de los candidatos en el puesto de trabajo.
Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás. El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar, acaban en un callejón sin salida.
El objetivo principal de la selección del personal es buscar al candidato idóneo para la empresa y esto implica una doble vertiente, que sepa realizar su trabajo, es decir, que tenga los conocimientos y la formación necesarios para desempeñar el puesto, pero también, que encaje en la organización, que tenga competencias personales como habilidades sociales, empatía, asertividad… Como complemento a las primeras.
Estudios recientes han demostrado que las competencias interpersonales como complemento de las competencias técnicas permiten un mayor nivel de productividad y satisfacción en las empresas, y en general en la vida diaria. Este dato, cobra especial relevancia, máxime cuando el 80% de los conflictos de las empresas actuales se producen por problemas de comunicación.
En el contexto actual, las empresas deben ser “inteligentes”, ágiles y dispuestas al cambio continuo, y sus miembros deben acompañarles en este proceso, por lo que deben poseer estas habilidades demandadas o quedarán excluidas del mercado competitivo en un corto periodo de tiempo.
Cada vez más se están utilizando criterios de Inteligencia emocional como principios de selección de personal. Basados en el principio de que las personas son el motor más importante en las empresas, pero viendo no solo la parte productiva sino también la parte humana que permite el desarrollo y crecimiento personal y profesional de los trabajadores, que se verá reflejado en la vida diaria de las organizaciones repercutiendo así en el bienestar económico de las mismas.